Tres Cosas Que Nos Hacen Perder La Gracia De Dios
En la vida cristiana, hay ciertas cosas que podemos hacer que pueden causar que perdamos la gracia de Dios. Estas cosas se conocen como pecados mortales. Los pecados mortales son aquellos pecados que nos separan de Dios y nos impiden recibir su gracia. En este artículo, discutiremos tres cosas que pueden causar que perdamos la gracia de Dios:
1. El orgullo
El orgullo es el pecado de poner la propia importancia o logros por encima de los de Dios. Es un pecado que puede llevar a que nos creamos mejores que los demás, a que nos resintamos de los éxitos de los demás y a que seamos arrogantes. El orgullo también puede llevarnos a tomar malas decisiones, ya que puede hacer que pensemos que somos más inteligentes o más capaces de lo que realmente somos.
2. La avaricia
La avaricia es el pecado de desear tener más de lo que necesitamos o merecemos. Es un pecado que puede llevarnos a ser egoístas, a ser codiciosos y a ser materialistas. La avaricia también puede llevarnos a hacer cosas malas, como robar, mentir y engañar, para obtener lo que queremos.
3. La lujuria
La lujuria es el pecado de desear el placer sexual de una manera desordenada. Es un pecado que puede llevarnos a tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, a tener pensamientos sexuales impuros y a ser adictos al sexo. La lujuria también puede llevarnos a hacer cosas malas, como cometer adulterio o fornicación.
Ejemplos de pecados mortales
Aquí hay algunos ejemplos de pecados mortales que pueden causar que perdamos la gracia de Dios:
- Asesinato
- Adulterio
- Robo
- Mentira
- Engaño
- Envidia
- Codicia
- Lujuria
- Ira
- Pereza
Consecuencias de perder la gracia de Dios
Perder la gracia de Dios puede tener consecuencias graves. Algunas de las consecuencias de perder la gracia de Dios incluyen:
- La separación de Dios
- La condenación eterna
- La pérdida de la paz y la alegría
- La dificultad para resistir la tentación
- La adicción al pecado
Cómo evitar perder la gracia de Dios
Hay varias cosas que podemos hacer para evitar perder la gracia de Dios. Algunas de las cosas que podemos hacer para evitar perder la gracia de Dios incluyen:
- Orar regularmente
- Leer la Biblia
- Asistir a la iglesia
- Recibir los sacramentos
- Confesar nuestros pecados
- Hacer penitencias
- Servir a los demás
Conclusión
En conclusión, hay tres cosas que pueden causar que perdamos la gracia de Dios: el orgullo, la avaricia y la lujuria. Estos pecados pueden tener consecuencias graves, incluyendo la separación de Dios, la condenación eterna, la pérdida de la paz y la alegría y la adicción al pecado. Sin embargo, hay varias cosas que podemos hacer para evitar perder la gracia de Dios, incluyendo orar regularmente, leer la Biblia, asistir a la iglesia, recibir los sacramentos, confesar nuestros pecados, hacer penitencias y servir a los demás.
Tres Cosas Que Nos Hacen Perder La Gracia De Dios
El orgullo, la avaricia y la lujuria.
- Evitar el pecado mortal.
Estos tres pecados pueden separarnos de Dios y hacernos perder su gracia.
Evitar el pecado mortal.
El pecado mortal es aquel pecado que nos separa de Dios y nos hace perder su gracia. Hay tres cosas que podemos hacer para evitar el pecado mortal:
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Conocer los pecados mortales.
El primer paso para evitar el pecado mortal es conocer cuáles son. Los pecados mortales se enumeran en el Catecismo de la Iglesia Católica. Algunos de los pecados mortales más comunes son el asesinato, el adulterio, el robo, la mentira, el engaño, la envidia, la codicia, la lujuria, la ira y la pereza.
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Resistir la tentación.
Una vez que conocemos los pecados mortales, podemos empezar a resistir la tentación de cometerlos. La tentación es el deseo de hacer algo que sabemos que está mal. Todos experimentamos la tentación, pero podemos resistirla con la ayuda de Dios. Algunas de las cosas que podemos hacer para resistir la tentación son orar, leer la Biblia, asistir a la iglesia y recibir los sacramentos.
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Confesar nuestros pecados.
Si cometemos un pecado mortal, debemos confesarlo a un sacerdote lo antes posible. La confesión es el sacramento por el cual Dios perdona nuestros pecados. Cuando confesamos nuestros pecados, nos arrepentimos de ellos y nos comprometemos a no volver a cometerlos. La confesión es una parte importante de nuestra vida cristiana, ya que nos ayuda a mantenernos en el camino correcto y a evitar el pecado mortal.
Al seguir estos tres pasos, podemos evitar el pecado mortal y mantenernos en la gracia de Dios.
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